Esa transformación nos lleva a tomar decisiones, a cada momento estamos tomándolas, para llegar a donde? cuál es el puerto donde queremos llegar? nadie sabe.... sólo todos sabemos que lo importante es tomar las riendas del barco y seguir navegando, subir a ese mástil y ver hacia el horizonte, sabiendo que en algún lugar ahí estará esperando el puerto al que debemos llegar, peor mientras tanto, debemos tomar decisiones para mantener el bote en curso, siempre con el viento a favor.... habrá momentos donde nos olvidaremos qué hacemos allí, donde nos embriaguemos con ron, donde sólo veamos la estela que deja el barco y no las olas que va rompiendo, pero siempre hay que recordar que estamos en el barco y el barco en sí tiene su meta también, que la cumple en cada momento.
Una decisión es si yo navego el barco o pienso dejar que el barco se guíe solo, yo decidí navegar mi barco, muchos aún dejan que otros naveguen su barco, aunque esos otros sean inexistentes, porque cada uno tiene su propio barco.
Me preguntaba un día de estos si existía un dios, un creador, si de verdad estamos a la deriva en nuestro barco en un mar infinito de preguntas, mi resolución final es que dentro de mí aún existe una parte que le gustaría pensar eso, pero los fundamentos de esa parte no son lo suficientemente fuertes para justificar su respuesta, es más basado en sentimentalismos que en fundamentos verídicos, me dí cuenta que no navego en un mar de preguntas, sino en un mar de retos, de oportunidades para explorar aquello que aún no conozco, aquello que llama por ser descubierto y también me dí cuenta que no estoy sólo en mi barco, me dí cuenta que estoy YO y que YO soy el barco, y navego hacia el horizonte donde el sol nunca se esconde....
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